Arreglos bolivianos
(2014)
Toda
composición es un diálogo; para entenderla mejor conviene
saber quiénes son los interlocutores. En el caso del arreglo
creativo - y todo arreglo lo es - el diálogo es quizá más rico y más complejo de lo normal, ya que se trata de material preexistente
trabajado de una manera nueva. Los autores del material original intervienen en
la conversación, como intervienen algunos de
los personajes a quienes el material viene asociado, por ejemplo sus intérpretes más
conocidos. Veamos.
Está
Ana-Maria
Vera, instigadora de este proyecto, que fue quien abrió
el diálogo y con quien sostuve muchas conversaciones,
habladas y escritas, sobre el material que convendría elegir.
Está
Jaime
Laredo, a quien casi todos conocemos sólo de lejos pero hemos reverenciado toda la vida. Y está
su bella y
superlativamente talentosa esposa Sharon Robinson, otra fuente de inspiración duradera.
Están los jóvenes músicos de esta, con algunos de los cuales he
trabajado en proyectos anteriores. Conozco su capacidad y sus aspiraciones. Su
participación es central en este diálogo; sin saberlo ellos me han dicho qué
escribir, y
cómo, así como yo les digo qué
tocar, y cómo.
Pese a ese conocimiento previo, que
es parcial, he necesitado orientación en cuanto a la conformación exacta de esta agrupación,
y las características de
sus distintas secciones. Armando Vera, director de la orquesta, me ha orientado
con paciencia, exactitud y entusiasmo, demostrando generosidad, amor y entrega
a su trabajo.
Están los autores de estas bellas melodías y sus letras. Al relacionarme con su material les
rindo homenaje y les doy las gracias en nombre de todos los que
disfrutamos el aporte que nos han dejado.
Están los géneros - la
cueca, el taquirari y el huayño - y el reto de reproducirlos
con una orquesta de cuerdas de manera fidedigna pero también personal. El problema de la fidelidad es el más espinoso. Éstos son ritmos de danza, habitualmente propulsados por el motor
inconfundible de rasgueos específicos en guitarra y en charango. ¿Cómo lograr esa propulsión con instrumentos de arco, monofónicos, a los que que el hábito del
oyente asocia con la música clásica?
Están las ciudades a las que se refieren estas
canciones. Son mis ciudades - y yo de ellas - y ésta ha sido una oportunidad para escuchar lo que me dicen, y
responderles. El diálogo es con su ambiente, sus
calles, sus paisajes y por supuesto sus habitantes.
Por encima
de todo está Bolivia, la
voz predominante. Ella nos habla, nos grita y nos susurra todos los días de la vida. Cuando uno está
lejos esa
voz se vuelve interior, pero no por ello se hace menos audible, ni menos
persistente.
Collita
Taquirari de Fernando Román Saavedra
El tono de
la letra descarta la posibilidad de un tratamiento orquestal de registro épico. Este arreglo se concentra más bien en los matices de intimidad y ternura hacia
la mujer paceña, y en el problema de cómo orquestar el ritmo inimitable del rasgueado de
taquirari. La archipopular versión de Wara
me dio la idea de un preámbulo instrumental simple en
lugar de una introducción melódica. La verdadera introducción ocurre después, a manera de interludio antes de la segunda ronda.
Viva mi
patria Bolivia
Cueca de Apolinar Camacho
Esta cueca
no necesita presentación. La cueca, en general, como forma orquestal, tal vez sí. No hay muchos precedentes de la reproducción del ritmo y género de la cueca con instrumentación clásica. Las cuecas para piano de Simeón
Roncal (1870-1953) son un ejemplo digno de estudio. En mi arreglo evoco la tradición de las bandas,
sobre todo
en la introducción.
Viva Cochabamba
Huayño de José Ferrufino Toranzos
En este caso el diálogo no es sólo con una materia prima de melodía y letra, sino también con el arreglo de Los Kjarkas, ya inseparable de este huayño en la consciencia popular. En el nuevo arreglo, momentos fugaces de reflexión aluden a figuras cruciales que hallaron su cuna o su tumba en estos valles aguerridos.
Pensando en ti
Taquirari de Nicolás MenachoPocos han conseguido captar y expresar el alma cruceña con la claridad y profundidad de Nicolás Menacho. Sus taquiraris son de lo más exquisito que ofrece la música boliviana. Pensando en ti siempre me ha parecido uno de los más perfectos. Lo arreglé hace muchos años para orquesta de cuerdas, a pedido de Rogers Becerra para algún proyecto suyo. Lo vuelvo a arreglar ahora para estos tres artistas extraordinarios, con gran admiración por ellos, y con la intensidad de un mundo de recuerdos de mi infancia montereña.